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versión en castellano
BOTSUANA O EL IMPERIO DE LOS ELEFANTES
Carles Ginès i Gibert | 15 de febrer del 2010

BOTSUANA O EL IMPERIO DE LOS ELEFANTES

Empiezo a escribir esta crónica a partir de mis apuntes, en Gerona el jueves 10 de diciembre del año del Señor de 2009. Mañana hará una semana que llegué de Botsuana, concretamente de los parques naturales de Moremi y Savuti, de un viaje que duró 13 días.

Todo empezó cuando Alan, un inglés amigo de mi hermano Josep Maria y gran conocedor de Sudáfrica, nos invitó a ir con él a hacer un safari fotográfico por la magnífica zona del delta del Okavango. Alan me explicó que había estado 51 veces en el parque nacional de Kruger (donde lo saludan hasta los rangers), y que esta sería la séptima vez que haría el delta. Consideré que con un guía como éste no deberíamos preocuparnos de nada. La nueva experiencia para mí consistía en ir en Land Rover y tienda de campaña, adentrarnos en estos parques y no volver a salir hasta la víspera de volver a coger el avión. Debíamos montar y desmontar las tiendas que traeríamos sobre el coche, mañana y noche, buscar leña y hacernos la comida. Acamparíamos en unos campamentos (campsites) que tiene o, mejor dicho, que tenía el gobierno en estas zonas, equipados con unos pabellones sanitarios con váteres, lavabos y duchas. La experiencia era innovadora para mi edad, teniendo en cuenta que de jovencito no consiguieron captarme ni los del OJE ni más tarde los Boy Scouts. Y eso que, yendo a los campamentos del OJE, me habrían aprobado, sin examinarme, la Formación del Espíritu Nacional, gran nombre para una asignatura que no enseñaba nada.

La idea de Alan era no pasar el viaje yendo de aquí para allá y podernos dedicar a la fotografía y parar tranquilamente donde hiciera falta. El viaje estaba estructurado para visitar dos parques naturales: Moremi y Savuti. El primero en el delta del Okavango y el segundo en la sabana del Chobe. El primer día y el último serían para el largo viaje. En Moremi estaríamos seis días, cambiando de campamento cada dos días. Estos campamentos estaban bastante cerca el uno del otro. Entonces iríamos a Savuti donde estaríamos dos días más.

22 de noviembre
Salimos de Barcelona a las 19.50h hacia Johannesburgo vía Zúrich. He vuelto a comprobar que la Swiss Air todavía funciona con la precisión de un reloj suizo. Hemos ido muy justos en el enlace, pero lo hemos conseguido. Pasamos la larga noche en el avión.

23 de noviembre
Una vez llegados a Johannesburgo, cogemos el avión de hélices hasta Maun, donde nos debemos encontrar con el compañero. Es un buen avión, nuevo, volamos a poca altura, y la inmensidad del Kalahari desde allá arriba, manchado por la sombra de pequeñas nubes de algodón, es todavía más inquietante.

En el aeropuerto de Maun nos espera Alan con el súper Land Rover equipado al máximo. Traemos: 2 tiendas plegadas y selladas contra el polvo sobre el portaequipaje del coche, mesa y sillas, 4 cajas con toda clase de utensilios de cocina, 2 bombonas de camping gas con los consiguientes fogones, un frigorífico grande y potente que va conectado a las baterías del coche, otro frigorífico contenedor para las bebidas, sábanas, toallas, etc. Después de situarnos y colocar todo nuestro equipaje, hemos ido a un supermercado a cargar agua, bebidas, pasta, arroz, pan, y toda clase de víveres que necesitaremos para pasar los 10 días, puesto que, cuando dejemos Maun, no tendremos ninguna posibilidad de comprar nada más hasta la vuelta. Si alguna vez venís aquí, ahorraos de traer dinero, puesto que no podréis gastar nada. También hemos ido a una especie de carnicería donde hemos cargado cerdo, cordero, buey, salchichas, pollo, etc. En un comercio de víveres, regentado por un inglés, hemos comprado vino de Sudáfrica (una botella por día: Cabernet, Merlot y Sauvignon blanco), dos cajas de cervezas de tres cuartos de litro, tónicas y una botella de ginebra. Además del Malarone que tomaremos, haremos profilaxis contra la malaria a base de tomar un gin-tonic cada día antes de cena. El coche va equipado con un tanque de 100 L de agua para lavar y cocinar. Lleva dos depósitos de gasóleo: un de 45 L y el otro de 85. Cuando se acaba el pequeño, empieza a consumir del grande, que es el que va conectado a la aguja indicadora. También llevamos un cargador potente, conectado a la batería, para recargar todas las baterías de cámaras, discos portátiles y ordenadores que traemos, así como un teléfono vía satélite, puesto que los móviles aquí no funcionan.

Había leído en Internet que la gente que venía por esta zona a ver aves, lo hacía con la intención de ver los cinco principales: la avutarda kori (Ardeotis Kori), el jabirú africano (Ephippiorhynchus senegalensis), el búho pescador de Pel (Scotopelia peli), el cálao terrícola sureño (Bucorvus leadbeateri) y el águila marcial (Polemaetus bellicosus). Estuve de suerte: los pude ver todos menos el búho pescador.

Como, tras equipar el coche y hacer las compras, la tarde era ya avanzada, no hemos podido afrontar los dificultosos 100 km que nos separaban del primer campamento, el Third Bridge Campsite, dentro del Parque Nacional de Moremi. Alan, previsor, ya había encargado un alojamiento a pocos kilómetros de Maun, donde cenamos y dormimos. Asistí a la primera puesta de sol espectacular. Nos llevaron a cenar al otro lado de la orilla de un río, cuyo nombre no recuerdo, a oscuras y en lancha. Nos vino a buscar un tío muy rubio, descalzo, y vestido sólo con bermudas, una especie de Cocodrilo Dundee, pero sin sombrero ni puñal. Conducía a toda velocidad, haciendo el fitipaldi, a oscuras, esquivando los juncos y las cañas. Me hizo apagar el frontal porque decía que le hacía perder la referencia de los luces de la otra orilla. También debíamos vigilar los hipopótamos que paseaban por allá y que por la noche no es que se vean demasiado. De hecho, tras dejarnos, se encontró un en medio del camino. Un “fenómeno”. Dormí bajo una mantilla grande con flit y pastilla.

24 de noviembre. Third Bridge Campsite, Moremi Game Reserve.
Maun es la cuarta o quinta ciudad de Botsuana y es la puerta de la Okavango. A 300 km al este está Namibia, a 240 km al norte Zambia, y al este linda con Zimbabwe. A primera hora de la mañana dejamos el alojamiento, y continuamos por la carretera asfaltada durante unos 15 km más. Entonces, cuando se acabó, hicimos unos 12 km hasta llegar a una valla veterinaria que va de este a oeste del país y que pretende parar el intercambio de animales salvajes con domésticos. Tras atravesar la puerta teníamos ante nosotros 90.000 km2 donde los animales vivían a sus anchas. De hecho, a la vuelta, nos preguntaron si traíamos carne de algún animal salvaje. Debíamos hacer 24 km hasta la entrada del parque de Moremi y entonces 60 km más hasta llegar al primer campamento, Third Bridge Campsite, donde pasaríamos dos noches. Debíamos pasar 6 días en el Moremi Game Reservo, cambiando de campamento cada dos días. Esta parte del viaje, ida y vuelta, fue la más dura. había una carretera, por decir algo, que quedaba inundada en tiempo de lluvia, y habían construido una paralela que quedaba más elevada. Pero ésta es realmente un arenal de 4 o 5 m de anchura, llena de charcos, con unos bombeos impresionantes que nos hacían dar la cabeza en el techo a menudo y te dejaban la riñonada afectada. Al fin y al cabo un martirio de carretera que nos costó casi seis horas de recorrer. Por el camino recogimos leña para hacer fuego.

En la segunda parte del camino, ya empezamos a entrar en materia. Vimos los primeros antílopes: impala, cobo lichi, steenbok y topi común. Y aves: garza intermedia, ibis sagrado, ganso de Egipto, ganso con espolones, marabú africano, canastera común, avefría armada, cigüeña de cuello blanco, avemartillo, pintada moñuda y águila rapaz.

A media tarde llegamos al Third Bridge Campsite, donde empezamos la ceremonia que se repetiría cada día: montar las tiendas, encender el fuego y preparar la cena. El primer día fue bastante divertido. Por la tarde no salimos a pasear, porque estábamos algo cansados. El primer día cocinó Alan, para dejarme el relevo a mí que lo haría cada día a partir de entonces. Entrecot de buey a la brasa acompañado de patatas que hirvió con piel y todo. Para beber, el gin-tonic medicinal antes de cenar, y una botella de Cabernet de Sudáfrica, con mantel, servilletas e iluminados por dos velas. Como en las películas inglesas, vaya. Lavar los platos, asearlo todo, y subir sobre la tienda para intentar dormir. En el río cercano se oía un hipopótamo que resoplaba. Flit, pastilla y buenas noches.

25 de noviembre. Third Bridge Campsite, Moremi.
A las siete y media, tras hacer el té, el beicon, y recogerlo todo, salíamos del campamento hasta Mboma Boat Station, donde nos esperaría una lancha preparada para adentrarnos en los humedales. Como  la canoa se había averiado y tuvieron que traer otra, aprovechamos para comer. Nos vino a buscar Lucas y nos llevó a visitar unas colonias de aves que había en los humedales, peinando unas regueras estrechas donde se abría paso a través de los juncos y del papiro con la quilla de la lancha. Tras pasar por una inmensa piscina donde se bañaban unos hipopótamos, llegamos a las colonias de cría. El camino fue una maravilla. Navegábamos sobre un lecho de nenúfares que trababan, de vez en cuando, la hélice de la barca. Vimos nidos con los pollos ya muy adelantados de garza intermedia, cigüeña de cuello blanco, garcilla bueyera, ibis sagrado, anhinga africana y marabú.

Llegamos del paseo en barca cuando debían de ser las cuatro de la tarde, y en el trayecto de vuelta al campamento vimos y fotografiamos elefantes, búfalos, kudús, impalas, facoqueros, papiones, ñus, jirafas y dos leones, los únicos de todo el viaje. De aves vimos: jabirú africano, anhinga africano, jacana africana. También nos dedicamos un rato a buscar leña, cosa complicada en aquella zona. Íbamos con tiempo. Montamos toda la infraestructura y nos sobró tiempo para hacer, antes de cenar, una cerveza y el gin-tonic de rigor. Para cenar: de primero, espaguetis con un buen sofrito de cebolla, tomate y carne picada; de segundo, pollo a la brasa; para beber, un Sauvignon blanco para la pasta y un Merlot para la carne, vinos de Sudáfrica todos; para postres, orejones. Mientras cenábamos, nuestro amigo el hipopótamo no paraba de roncar como si tuviera asma. La noche era maravillosa junto al fuego, con las estrellas sobre nuestras cabezas y las velas encendidas sobre la mesa. Nos explicaron que la noche anterior, en un campamento de al lado, hubo alboroto. Resulta que había un grupo de ocho leones que rondaban por la zona desde hacía días, marcando el territorio, y que había dos hienas que se dedicaban a borrar las señales y marcar las suyas. Los leones se hartaron, acorralaron las hienas dentro del campamento, en medio de las tiendas, y entonces vino la matanza. El día siguiente se encontraron las hienas destrozadas.

26 de noviembre. Xakanaxa Camp, Moremi.
La noche pasada en el campsite ya no fue tan plácida. El hipopótamo salió a apacentarse y pasó por debajo de las tiendas marcando el paso como si se tratara del Tiranosaurus Rex en la película Parque Jurásico. A las cuatro y media de la mañana los leones gritaron dos veces y cuando nos levantamos, estábamos rodeados de papiones que vigilaban todos nuestros movimientos. Salí con la pala, porque uno se quería llevar la caja de galletas, aprovechando que los compañeros plegaban las tiendas. Me hicieron frente. Entonces salieron dos corriendo que pasaron por mi lado en dirección a la pareja vecina, que estaba almorzando, y mientras uno distraía al hombre, el otro se llevó el bocadillo. El tío, que iba muy preparado, salió con un tirachinas de bolas de acero, pero el bocadillo ya no lo recuperó.

De camino hacia el segundo campamento, Xakanaxa Camp, situado a unos 30 km, cebras, ñus, jirafas, muchos hipopótamos, cocodrilos y una muchedumbre de impalas pequeños que parecían estar en una guardería. ¡Ah!, y una locura de pájaros espectaculares. Entre los que todavía no había visto: el ánade piquirrojo, la carraca de pecho violeta, el abejarruco enano, el francolín piquirrojo, el ibis hadada, el estornino de Burchell, el pato de pico amarillo, el buitre dorsiblanco africano y el cálao terrestre sureño. Hemos pasado por unos parajes desolados, como salidos de la película El mundo perdido, con los árboles secos, a consecuencia del exceso de agua. Allá pacían cebras y ñus. Hemos llegado con dificultades a Xakanaxa, por culpa del mal estado del terreno. Para cenar, broquetas con arroz, acompañadas de una botella de Cabernet Sauvignon. Hemos ido a dormir hacia las 12 de la noche.

27 de noviembre. Xakanaxa Camp, Moremi.
La pasada noche hemos dormido poco pero bien. Nos hemos levantado a las seis. Mientras hacía el té como buen inglés, Alan me ha enseñado huellas de hiena alrededor del coche y nuestros vecinos nos han comentado que ayer, mientras cenaban, les visitaron dos hienas. En una hora hemos desmontado el campamento y hemos dejado el coche preparado para salir. Hemos dado vueltas y vueltas por malos caminos y hemos vuelto a quedar atrapados en medio de los elefantes. Era un rebaño de un centenar y tres machos nos han cerrado el paso por delante. Hemos girado el coche para salir en sentido contrario, pero otro macho nos ha vuelto a cerrar el paso. Alan ha dado marcha atrás con el coche y lo ha puesto detrás de unos arbustos, y cuando aquel monstruo se ha despistado, ha pisado el gas a fondo y hemos podido salir con el paquidermo corriendo detrás de nosotros. Hemos ido a esperarlos a una laguna por si venían a bañarse, pero al final no han aparecido. Hemos fotografiado muchos hipopótamos, elefantes, cobos de agua, antílopes jeroglíficos, mangostas rayadas. De aves: el águila marina africana, el picotenaza africano, el suirirí cariblanco. Y hemos ido a almorzar a la Isla de los Árboles Muertos. Allá no había vegetación, teníamos visibilidad y podíamos bajar del coche tranquilamente. Alan ha hecho el beicon de rigor con el fogón. El té y el beicon los ha traído de Londres, porque opina que estos productos, como allá, en ninguna parte. Damos vueltas toda la tarde fotografiando lo que se mueve y lo que no se mueve, y a las cuatro de la tarde cogemos la ruta hacia el siguiente campamento, el Khwai River Lodge. Para cenar, chuleta de cerdo con calabaza y para beber un Sauvignon blanco.

28 de noviembre. Khwai River Lodge, Moremi.
Hoy hemos pasado la noche del loro. Resulta que a las diez, Alan ya se había retirado a sus habitaciones particulares, y mi hermano y yo acabábamos de limpiar y guardarlo todo. Es muy importante dejarlo como una patena, para evitar que vengan los animales. Se ha acercado una pareja alarmada preguntándonos si habíamos visto un elefante como una catedral que había quince metros detrás de nosotros. La verdad, no. Se han ido dando un gran rodeo hasta su tienda. Hemos subido arriba y entonces lo he visto. Desde arriba del coche todavía lo veía más grande. Se estaba comiendo el árbol de nuestro lado, casi nada. Entonces se ha ido, y me he tomado la pastilla para dormir. He conciliado el sueño y al cabo de poco rato he sentido que todo el coche se movía y he gritado. Pensaba que el elefante nos sacudía el coche. Entonces hemos oído a Alan que gritaba y hemos asomado la cabeza. Resulta que una hiena, tras echar a tierra la mesa y apartar las cajas del material, se llevaba la nevera de las bebidas cogida con los dientes. Debía de pesar unos 15 kg y ya la había arrastrado más de diez metros. Hemos almorzado rápido y hemos salida hacia el Khwai River, donde hemos pasado la mañana dando vueltas arriba y abajo resiguiendo la orilla. Espectacular. Si alguna vez existió el Paraíso Terrenal, debía de ser cómo esto. Pero hacia las doce hemos tenido que volver al campamento, porque el calor nos mataba y dentro del Land Rover nos quedábamos asados. Hemos visto de todo, pero ahora ya empezamos a repetir tanto los mamíferos como las aves. Una vez en el campsite nos hemos dedicado a vaguear, escribir, leer, repasar fotos y anotar nombres el resto del día, porque no se podía hacer nada más.

29 de noviembre. Khwai River Lodge, Moremi.
Hemos pasado una buena noche y nos levantamos a las cinco. Ayer por la noche cenamos tortilla de patata y cebolla y una butifarra de buey asada con mostaza de Dijon, con un buen Cabernet. Levantar el campamento, hacer el té y cocer el beicon nos ha representado una hora y media. Hemos salido en dirección a Savuti, bordeando siempre el río Khwai, que es una maravilla. Hemos querido volver a pasar por el mismo lugar de ayer por la tarde, puesto que tenemos la impresión de que encontraremos elefantes bañándose.

Como ayer adelantamos trabajo, la idea, en principio, era no pasar en este campamento la segunda noche, pero el lío de papeles para anularlo y coger un día más en Savuti, nos hace desistir de la idea. También nos da miedo que si nos presentamos en Savuti sin la contratación no encontraremos sitio. El guarda de la puerta va de cabeza con esto del cambio: primer problema, no tiene teléfono y se lo conectan sólo una vez al día para dar novedades. Una vez llegamos a la frontera con el Chobe, damos marcha atrás y volvemos al campamento. El guarda todavía no ha podido hablar con la central. También nos explica que hace una semana el precio de 3 € por persona y día que contratamos ha subido a 50 €. Resulta que el estado, que tenía estos sitios de acampada, los ha vendido a los propietarios de los alojamientos privados, que, injustificadamente, han disparado los precios. Nos dice que cree que no irá nadie, puesto que pasar de 3 € a 50 € ofreciendo lo mismo no lo ve posible. El año 2007 estrenaron en todos los sitios de acampada de la zona bloques de sanitarios nuevos, financiados por la Unión Europea. Y ahora lo han vendido a los alojamientos privados. Sin comentarios. Transitamos durante un rato por una carretera (por darle algún nombre), más bien un camino infernal que están arreglando y que financia también la Unión Europea.

Cuando llegamos al campamento nos damos cuenta de que estamos solos, no hay nadie más. Esto de los precios empieza a surtir efecto. Hemos hecho 20 km resiguiendo la orilla del Khwai, hasta la frontera con el Chobe, que no se pueden explicar con palabras. Agua en abundancia, muchos elefantes dentro del agua bañándose y docenas en la otra orilla, centenares de hipopótamos, toda clase de aves y antílopes de diferentes especies. En un solo rincón del río había más de 20 hipopótamos. Ha sido de las cosas más bonitas que he visto en mi vida. Según me dice Alan, esta parte es la que más le gusta de toda África. Eso sí, muchos problemas, puesto que el río había crecido y el camino estaba cortado en muchos puntos. Nos ha entrado agua dentro del coche dos veces. La tarde noche la hemos tenido entretenida. Ya hacía un par de días que una rueda de atrás iba baja de presión. Alan ha cogido el compresor y ha encontrado un cartel enganchado que decía: No funciona. Hemos intentado cambiar la rueda con un gran cric que estaba engarrotado. ¡País!… Lo hemos limpiado y untado con aceite de oliva italiano de 1º. Cuando teníamos el coche arriba y la rueda sacada, el coche ha caído de golpe y el disco de freno se ha clavado a la arena. No ha pasado nada. Hemos cambiado la rueda sin más dificultades. Para cenar, pollo y cordero a la brasa con una botella de Cabernet Sauvignon. Hoy no ganamos para sustos: Alan, que bajaba de la tienda, le ha dicho a mi hermano: «Gírate que detrás tienes una hiena.» Y allí estaba, mirándole con unos ojos vidriosos y con gesto de no haber roto nunca un plato. La hemos ahuyentado a gritos y se ha marchado girándose, de vez en cuando, como si le pesara irse.

30 Noviembre de 2009. Savuti, Chobe National Park.
Nos hemos levantado muy pronto puesto que debemos hacer 80 km hasta Savuti y hemos salido por la puerta norte del parque, que está a unos 20 o 30 km. El camino ha sido muy dificultoso: un inmenso arenal lleno de bombeos a cada momento que me han destrozado el hueso sacro. La posición de 90º que tengo siempre en el asiento de atrás me provoca dolor en las piernas. Cuando hemos llegado al campamento, hemos descansado tres o cuatro horas y hemos salido hacia el río Savuti y la sabana. El río Savuti está seco desde 1982, y por el fondo pasa un camino. Los bordes son de un verde intenso y es frecuente ver antílopes de varias especies paciendo. De abajo del río hemos subido a la inmensa sabana, donde se pierde la vista. Un cambio radical respecto de donde venimos. Acababa de llover y todos los animales disfrutaban de la frescura. Había una gran cantidad de aves esteparias: la gran avutarda kori, la avutarda negra del sur, el alcaraván de El Cabo, la avutarda de cresta roja y la avestruz común en la lejanía. También cebras, elefantes (¡cómo no!) y muchos antílopes. Hemos dado muchas vueltas, pero ni rastro de leones ni de leopardos, y eso que Alan nos ha traído a una zona de cuevas donde suelen estar. Hemos llegado tarde al campamento. Queríamos ver la puesta de sol en la sabana, pero nos ha dado miedo que nos cogiera la oscuridad sin haber plantado las tiendas. Para cenar, espaguetis a la boloñesa con una botella de Cabernet-Chiraz.

1 de diciembre de 2009. Savuti, Chobe National Park.
Hemos dormido muy bien, empastillados pero bien. A las 6.30h, Alan ha hecho el té y ha mirado el gasóleo que nos quedaba. Ha llegado a la conclusión que no podíamos salir mañana y tarde. Hemos decidido quedarnos por la mañana en el campamento y salir a partir de las tres a explorar la extraordinaria e inmensa sabana. Hemos comido a base de jabugo y longaniza de Vic, sin pan. Porque no tenemos. Para beber, cerveza sudafricana, que no es mala. He aprovechado para ir a ducharme al pabellón que tengo a unos 300 m, en una subida. Este pabellón sanitario está protegido por un muro de hormigón impresionante. Me han explicado que, como lo habían instalado en una ruta de elefantes, estos lo habían echado a tierra varias veces, hasta que se hizo la protección. Me hizo pensar en la película La senda de los elefantes de Elizabeth Taylor, pero aquello pasaba en Ceilán, cuando los elefantes enfurecidos arrasan la mansión. Pienso que, si aplastaban los sanitarios, nos pueden trinchar el coche con tiendas incluidas en un visto y no visto.

Hoy cuecen huevos en el campamento y se levanta un viento muy caliente. Suben nubes y no me extrañaría que tuviéramos lluvia. Me explica Alan que mañana tendremos que volver a hacer los 80 km hasta el otro extremo del parque. No hay otro camino. Volver a deshacer el camino del arenal y de las jorobas, financiados por la Unión Europea. Después habremos de hacer 20 km más para llegar a un alojamiento que tenemos encargado para dormir. Dejaremos al fin de montar y desmontar tiendas, pero tiemblo por el camino de mañana. Hemos salido por la tarde y hemos vuelto a reseguir la sabana. Hemos fotografiado el abejaruco carmesí del sur, el avefría coronada, la carraca de pecho lila y la gran águila marcial, la cual pude seguir y fotografiar durante un buen rato. Nuevamente, de leones y leopardos, nada de nada. Hemos asistido a una puesta de sol maravillosa tras la lluvia. Parecía que llegaba el fin del mundo.

Al atardecer hemos hecho un fin de fiesta y hemos cenado, como siempre, con mantel y velas. Sería bueno que se me contagiara algo del savoir faire inglés. Butifarra a la sartén, patatas fritas, Sauvignon blanco, y gin-tonics, por la malaria. Entonces historias al amor de la lumbre, pero hoy sin fuego. Aunque parezca mentira, en Savuti no hay leña. Hoy dormiremos solos en el campamento.

2 de diciembre 2009. Savuti, Chobe National Park.
Nos hemos levantado a las 5 de la mañana y a las 6, con todo recogido, hemos salido disparados hacia la sabana en busca del león y el leopardo, y a despedirnos de este lugar maravilloso. Hemos partido sin almorzar para ganar tiempo y porque teníamos 100 km por recorrer. Antes de coger la carretera “principal”, Alan, que estaba intranquilo por no haber hecho el té, ha salido del camino y ha parado el coche bajo un árbol. Aquí almorzaremos, ha dicho. Dos fogones, en uno el té y en el otro el beicon. Mientras estábamos con esto, han pasado cuatro elefantes, tres han pasado de largo, y el cuarto se ha parado y se ha quedado mirándonos. Entonces ha avanzado hacia nosotros desafiante. Se ve que quería bañarse en una miserable balsa que teníamos al lado. La cosa ha acabado que hemos tenido que saltar dentro del coche, yo con la tetera en una mano, mi hermano con la sartén, y Alan al volante dando marcha atrás para alejarnos de aquella bestia descomunal que nos quería enastar. Al final se ha ido sin bañarse. Estos animales se saben prepotentes, y si te pones en su camino, corres peligro.

Los primeros 70 km hasta llegar a la puerta de Morabe, o salida de Moremi por la puerta sur, han sido difíciles. Los dos guardas nos han dicho que a primera hora había una familia de leones junto a la puerta de entrada. Han estado allí un buen rato. Hoy tampoco es nuestro día. Entonces han discutido con Alan sobre una alternativa a la carretera que es seguir el borde de un río y franquearlo por un puente de madera que han hecho nuevo. Nos han hecho un plano, puesto que este camino no consta en el GPS. Mientras hacían todo esto, al saber que yo era de Gerona me han hablado del negro de Bañolas. ¡Quién lo iba a decir! Hemos seguido el camino alternando la carretera vieja, que estaba mejor, con la nueva. Y así hemos llegado al Mogotlho Safari Lodge, con el tiempo justo para ducharnos y cenar. Nuestra aventura se estaba acabando.

En Mogotlho Safari Lodge también estamos solos. Cenamos con el matrimonio inglés que lo regenta, muy educados y simpáticos. Ella es una mujer muy fina de inglés correctísimo y conversación fácil. Los dos son oriundos de la antigua Rodesia, ahora Zimbabwe. Tuvieron que irse dejando las propiedades. Han dado muchos tumbos. Hemos cenado muy bien: una especie de musaca hecha con berenjena, pimiento, tomate y queso gratinado. De segundo, pechugas rellenas de espinacas, acompañadas de salsa roquefort y calabacines, y un Cabernet de la zona. De postre, crep de naranja al ron. He cenado muy a gusto, liberado al fin de la cocina obligatoria. Entonces, fuera en la terraza y al lado de un pequeño fuego, hemos conversado más de una hora degustando un ron. Nos han explicado que hacía días que rondaba un león por allá. Entonces la conversación ha derivado hacia las hienas. Son cobardes y peligrosas, nos han dicho. Ella nos ha explicado que cuando vivían en Rodesia, por la noche se llevaban criaturas, y que vio dos sirvientes de la casa, que por la noche habían bajado la protección, ser arrastrados hasta fuera de la tienda cogidos por la cara.

En la supertienda hemos dormido muy bien, casi hacía fresco. He soñado cosas raras tras la conversación sobre las hienas de ayer por la noche. A las cuatro el león ha gritado varias veces. Más tarde ha vuelto.

3 de diciembre de 2009. Camino de Maun.
Cuando nos hemos levantado, hemos preparado todo el equipaje. Entonces hemos almorzado también con el matrimonio inglés. Zumos, té, huevos, el beicon de Alan y mi longaniza de Vic. Resulta que Alan les ha pedido hacer su beicon en vez del de la casa y yo he traído la longaniza. Los primeros dos huevos fritos que ha hecho la empleada han sido para mí. La señora de la casa, cuando los ha visto demasiado cocidos, se ha levantado y ha hecho el resto. Esta gente tiene mucha clase.

Antes de entrar en Maun hay un poblado junto a la carretera. Cabañas, cercos de palos para el ganado… Alan ha parado el coche y ha abierto la puerta de atrás para dejar allí lo que nos había sobrado de comida. Al punto han empezado a salir chiquillería de todas partes, que con bolsas de plástico en las manos, se disputaban enloquecidos los botes de judías y los fideos japoneses. Esta estampa de la dura realidad de Botsuana ha entristecido mi trayecto de vuelta a casa. Como casi son las primeras personas que veo durante el viaje, no puedo decir como vive la gente allí. Sólo puedo explicar que he visto la miseria asomar la cabeza cerca de Maun.

Cuando hemos llegado a Maun, el cuentakilómetros parcial del coche marcaba 870 km, la mitad de los cuales los habíamos hecho sin rueda de repuesto. De Maun hemos volado hasta Johannesburgo, y por la noche el vuelo largo hasta casa.

Un nuevo viaje, una nueva experiencia, unos buenos compañeros. ¿Qué más se puede desear?

Gerona, 10 de diciembre de 2009


P.D: En el momento de colgar esta crónica, me informa Alan que el río Savuti, que no llevaba agua desde 1984, ha crecido de forma alarmante, y se tendrá que construir un puente para acceder al Camp. El agua está a punto de llegar a la Sabana Grande, donde fotografié, entre otras especies, Ardeotis kori (Kori bustard).
 

Podéis ver el reportaje fotográfico completo en la web de l’aficionat.

Relación de mamíferos fotografiados (científico, inglés, catalán i castellano)
Aepyceros melampus, Impala, impala, impala
Cercopithecus aethiops, Vervet Monkey Grivet, cercopitec verd, mona verda, cercopiteco verde, tota, mono verde
Connochaetes taurinus, Blue Wildebeest, nyu blau, ñu azul, ñu listado
Loxodonta africana, Elephant, elefant africà, elefante africano
Damaliscus lunatus, Tsessebe, topi, topi
Equus burchellii, Burchell's zebra, zebra de Burchell, cebra de Burchell
Giraffa camelopardalis, Giraffe, girafa, jirafa
Hippopotamnus amphibins, Hipopotamus, hipopòtam, hipopótamo
Kobus ellipsiprymnus, Waterbuck, antílop aquàtic,  cobo untuoso, cobo de agua
Kobus leche, Red lechwe, cob lichi o lechwe, cobo lichi o lechwe
Mungos mungo, Banded mongoose, mangosta ratllada, mangosta rayada
Panthera leo,  Lion, lleó, león
Papio ursinus, Chacma baboon, papió negre, papión negro
Paraxerus cepapi, Tree Squirrel, Smith's Bush Squirrel, Yellow-footed Squirrel, esquirol dels matolls de Smith,  ardilla de monte de Smith, ardilla de patas amarillas
Phacochoerus aethiopicus, Warthog, facoquer , facoquero
Raphicerus campestris, Steenbok, raficer comú, raficero común
Syncerus caffer, African buffalo, búfal africà, búfal cafre búfalo africano, búfalo cafre
Tragelaphus scriptus, Bushbuck, antílop jeroglífic, antílope geroglífico
Tragelaphus strepsiceros, Greater Kudu, cudú gros, gran kudú

Relación de pájaros fotografiados (científico, inglés, catalán y castellano)
Actophilornis africanus, African Jacana, jacana africà, jacana africana
Alopochen aegyptiacus, Egyptian Goose, oca egípcia, ganso de Egipto
Anaplectes rubriceps, Redheaded Weaver, teixidor de cap vermell, tejedor de cabeza roja
Anas erithrorhyncha, Red-billed Teal, ànec bec-roig, ánade piquirrojo
Anas undulata, Yellowbilled Duck, ànec becgroc, pato de pico amarillo
Anastomus lamelligerus, African Openbill, anàstom africà, picotenaza africano
Anhinga rufa, African Darter, Snakebird anhinga africà, anhinga africana
Anthus lineiventris, Striped Pipit, grasset ratllat, bisbita rayado
Aquila nipalensis, Steppe Eagle, àguila d’estepa, águila esteparia
Aquila rapax, Tawny Eagle, àguila rapaç, águila rapaz
Ardeotis kori, Kori bustard, pioc salvatge, kori, avutarda kori
Bostrychia hagedash, Hadeda Ibis, ibis hadadà, ibis hadada
Bubulcus ibis, Cattle Egret, esplugabous, garcilla bueyera
Bucorvus leadbeateri, Southern Ground-hornbill, calau terrestre del sud, cálao terrícola sureño
Burhinus capensis, Spotted Thick-knee, Spotted Dikkop, torlit tacat, alcaraván de El Cabo
Campethera bennettii, Bennett's Woodpecker, picot de Bennett, pico de Bennett
Casmerodius albus, Ardea alba, Great White Egret, agró blanc, garceta grande
Centropus-burchellii, Burchell’s Coucal,  cucal de Burchell, cucal de Burchell
Ceryle rudis, Pied Kingfisher, alció pigallat, martín pescador pío
Charadrius pecuarius, Kittlitz's Plover, corriol pecuari, chorlitejo pecuario
Ciconia episcopus, Woolly-necked Stork, cigonya de coll blanc, cigüeña de cuello blanco 
Circaetus cinereus, Brown Snake-eagle àguila, colobrera bruna, culebrera sombría
Circus ranivorus, African Marsh Harrier, arpella d’Etiòpia, aguilucho lagunero etiópico
Coracias caudata, Lilacbreasted Roller, gaig de pit lila, carraca de pecho violeta
Corithaixoides concolor, Grey Lourie, turac concolor, turaco unicolor
Corvinella melanoleuca, Urolestes melanoleucus, African Long-tailed Shrike, Magpie Shrike, botxí africà de cua llarga, alcaudón pío
Dendrocygna viduata, White-faced Duck, ànec de cara blanca ,suirirí cariblanco
Egretta ardesiaca, Black Egret, martinet negre, garceta azabache
Ephippiorhynchus senegalensis, Saddle-billed Stork, jabirú africà, jabirú africano
Eupodotis afraoides, Northern Black Korhaan, pioc salvatge negre del nord, avutarda negra del norte
Eupodotis melanogaster, Black-bellied Korhaan, pioc salvatge de panxa negra, avutarda de vientre negro
Francolinus adspersus, Red-billed Francolin, francolí becvermell, francolín piquirrojo
Francolinus sephaena, Crested Francolin, francolí crestat, francolín crestado
Glareola pratincola, Red-winged (Collared) Pratincole, perdiu de mar, canastera común
Gyps africanus, Whitebacked Vulture, voltor d’esquena blanca, buitre dorsiblanco africano
Halcyon senegalensis, Woodland Kingfishe, alció del Senegal, alción senegalés
Haliaeetus vocifer African, Fish Eagle, àguila marina africana, águila marina africana
Lamprotornis australis, Burchell's Glossy-starling, estornell de Burchell, estornino de Burchell
Lamprotornis nitens, Red-shouldered Glossy-starling,  estornell d’espatlles vermelles, estornino brillante de hombros rojos
Lanius collaris, Common Fiscal Shrike, botxí fiscal, alcaudón fiscal
Leptoptilos crumeniferus, Marabou Stork, marabú africà, marabú
Merops nubicoides, Southern Carnine Bee-eater, abellerol carmesí del sud, abejaruco carmesí
Merops pusillus, Little Bee-Eater, abellerol nan, abejaruco enano
Mycteria ibis, Yellowbilled Stork, tàntal africà, tántalo africano
Numida meleagris, Helmeted Guineafowl, gallina de Guinea, pintada, pintada común
Plectropterus gambensis, Spur-winged Goose, oca esperonada, ganso con espolones
Plocepasser mahali, White-browed Sparrow-weaver, pardal teixidor de celles blanques, tejedor gorrión de cejas blancas
Polemaetus bellicosus, Martial Eagle, àguila marcial, águila marcial
Scopus umbretta, Hamerkop, ocell martell, avemartillo
Struthio camelus, Ostrich estruç, avestruz
Terathopius ecaudatus, Bateleur, àguila saltimbanqui, águila volantinera
Threskiornis aethiopicus, Sacred Ibis, ibis sagrat, ibis sagrado
Tockus erythrorhynchus, Redbilled Hornbill, calau becvermell, toco o cálao de pico rojo
Tockus leucomelas, Southern Yellow-billed Hornbill, calau de bec groc del sud, toco sureño 
Tringa glareola, Wood Sandpiper, valona,  andarríos bastardo
Turdoides jardineii, Arrowmarked Babbler, xerraire de jardí, turdoide de jardín
Turdus litsitsirupa, Psophocichla litsitsirupa Groundscraper, Thrush, tord litsitsirupa, zorzal litsitsirupa
Uraeginthus angolesis, Blue Waxbill, Blue-breasted Cordon-Bleu, bec de corall blau, cordón azul común
Vanellus armatus, Blacksmith Lapwing, Blacksmith Plover, fredeluga armada, avefría armada
Vanellus coronatus, Crowned Plover, Crowned Lapwing, fredeluga coronada, avefría coronada 
   
Relación de reptiles fotografiados (científico, inglés, catalán y castellano)     
Geochelone pardalis, Leopard Tortoise, tortuga lleopard, tortuga leopardo
Crocodylus niloticus, Nile Crocodile, cocodril del Nil, cocodrilo del Nilo

 


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